A escasos 10 minutos de Logroño, Bodegas Altanza esconde un entorno idílico entre las cuatro paredes de un claustro rodeado de viñedos en plena Rioja Alta. Se escucha de fondo el agua de una fuente mientras se cuelan los rayos del sol entre los cipreses del jardín. Paula Buil, del departamento de Relaciones Públicas y Comunicación, y Stephanie Abel, responsable de Marketing, abren las puertas de esta bodega con más de 20 años de trayectoria para mostrar un paraíso exterior donde desconectar y conectar con el mundo del vino en todos los niveles.
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Un claustro para desconectar y conectarse al mundo del vino de Altanza