Una de las etiquetas con más renombre y exclusividad ha sido premiada con 93 puntos en el Anuario de Vinos de El País y 92 puntos en la Guía de Vinos de ABC 2019.
Este vino reposa en una sala privada, creada únicamente para él, y es que se trata de una referencia potente y de gran complejidad aromática.
Parece que 2019 será un buen año para Altanza. Lo auguran noticias como las puntuaciones obtenidas recientemente por una de las etiquetas más exclusivas de la casa, Club Lealtanza Reserva 2011,a la que el Anuario de Vinos de El País 2019 otorgó 93 puntos a finales de año, y los 92 puntos que le concedió la Guía de Vinos de ABC 2019.
Se trata de manuales de prestigio que llevan años editándose y que cuentan con grandes catadores. El Anuario de Vinos de El País, en su 24ª edición, contiene más de 5.500 referencias enológicas y recoge todas las Denominaciones de Origen. Por otra parte, para la Guía de Vinos de ABC 2019, de entre los más de 3.000 vinos catados durante todo el año, solo se han seleccionado 600 exclusivas etiquetas de menos de 30 €.
Club Lealtanza Reserva 2011 reposa en una sala privada, creada exclusivamente para este fin y se trata de una referencia de gran complejidad aromática y muy expresiva en boca. Elaborado con uva 100% tempranillo procedente de un viñedo viejo de distintas edades, tiene una crianza de 18 meses en barricas nuevas de roble francés y posteriormente se realiza una fermentación maloláctica en tinos de roble francés. De color cereza brillante, cuenta con una entrada en la que destacan además de las notas de cereza, el regaliz y frutos negros, bien ensamblados, los toques balsámicos y tostados que le aporta la madera. Estos aromas dejan paso a notas más complejas como tabaco, cedro, cuero o especias como la pimienta o el clavo. Todo esto hace que cuente con un gran poder aromático. En boca tiene una entrada de gran viveza ya que es un vino carnoso, con buena acidez y una gran estructura. Se trata de una etiqueta con un largo retrogusto en la que los sabores de sus frutos y las especias se enlazan de manera armoniosa.
A continuación, la valoración completa realizada por los catadores del País:
Los de Altanza tienen un punto especial que les da un valor añadido: salen redondos. Ni un solo atisbo de maderas agresivas que penalicen en boca ni tampoco la nariz. Eso se dice pronto y parece una perogrullada pero no es una práctica que ejercite todo el mundo.
Las maderas, en muchos casos, siguen siendo mucho más protagonistas que los propios vinos.
El resultado en esta bodega ser puede traducir en que los vinos están a pedir de boca, al menos los catados para la presente edición. Hay armonía, redondez, potencia súper controlada, complejidad de verdad en nariz y boca, muchos matices y buen hacer en el sentido de las crianzas.
Hasta el Sauvignon Blanc, que no tiene madera, convence, aunque no se sabría decir si Rioja o Rueda, por la similitud sensorial que ofrece.
En cualquier caso, más que la procedencia o la variedad, lo que importa es hacer buenos vinos y tener un compromiso con la calidad. Y esta bodega es ejemplo de ello.